Sentí el llamado de abrir este espacio mientras me acompaña un set de jazz, mi mate y el aroma a incienso. Algo en mí pide una actualización: nuevos caminos y nuevas formas de compartir. Creo que la apertura de este espacio tiene que ver un poco con eso.
Así que como sostengo que la inspiración es un acto divino, un puente con las altas esferas, antes de escribir, me detuve, cerré los ojos, enraicé mis pies, respiré más profundo y llamé a mi inspiración.
Y en ese instante, todo cobró sentido.
Sólo necesitaba parar un ratito, conectar con mis mundos internos.
Y aquí estoy, dándome cuenta que siento un poco de nostalgia por los tiempos más analógicos, cuando ibamos a otro ritmo, un ritmo más orgánico, en los cuales era una moneda más corriente: saber que todo tiene su tiempo.
Aunque, celebro la tecnología, que importante es saber usarla a nuestro favor, sin perdernos en ella, e incluso recordar que nuestros procesos naturales necesitan de ciertos tiempos que no van a la velocidad de un Click.
Ir más lento nos conecta con la simpleza y el valor de lo que YA ES. Nos permite saborear, en vez de deborar. Nos permite contemplar, en vez de vivir nuestros días en una especie de auto de fórmula uno.
Si llegaste hasta acá: Gracias. Gracias por estar acá, leyendo este primer artículo. Cada texto traerá una perlita: una propuesta o ejercicio para habitarte un poco más.
El de hoy es una invitación a pausar y sentirte, a través del audio que dejo aquí abajo.
¿Te animás a explorarlo?
Práctica: Invitación a habitarte
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Con amor,
Marita